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Jóvenes del barrio El Reposo II celebraron el mes de la juventud con un mural de resiliencia y reconciliación

Por: Jorge Leudo, JMD la voz, Quibdó, Chocó.

 

El Reposo II es un barrio popular ubicado en la zona norte de Quibdó, conocido por la violencia que se vive a diario afectando principalmente a cientos de jóvenes de esa área de la ciudad, donde la falta de oportunidades y el abandono estatal los ha dejado indefensos ante las bandas delincuenciales que reclutan y amedrentan

Sin embargo, muchos de estos jóvenes han buscado en el arte una alternativa para alejarse de la violencia, y han encontrado en la danza, el canto y la música, unos recursos valiosos que les ha permitido mantenerse a flote, abrirse espacios y generar nuevas oportunidades para conseguir recursos económicos y ser un apoyo en el sostenimiento de sus familias.

 

En esta oportunidad, gracias al apoyo de Jóvenes Resilientes, Efecto Colectivo, de USAID y ACDI/VOCA, la comunidad vio una oportunidad de integración con los jóvenes del barrio. La jornada del pasado 18 de agosto consistió en darle vida a un mural de la Institución Educativa Isaac Rodríguez, plasmando ahí deseos de cambio, tenacidad, resistencia y resiliencia.

 

Desde las 7:30 a.m. fueron llegando cientos de jóvenes invitados a participar. Se hacían pruebas de sonido, pues dentro de la jornada habría una presentación de algunos artistas de la ciudad y de un grupo de chirimía que serían los encargados de ambientar el acto; algunos ayudaban a llevar las latas de pintura y escaleras que se utilizarían para el mural.

 

Siendo las 10 a.m. se dio inicio a la actividad. La música sonaba, los asistentes cantaban y los jóvenes encargados del mural tomaron sus brochas y pinceles y, con las instrucciones del experto en muralismo, empezaron a pintar. El ambiente se llenó de tanta alegría y energía positiva, que el clima se hizo cómplice y las nubes de lluvia se despejaron abriendo paso así al sol radiante que necesitaban y añoraban.

 

Rápidamente las paredes se fueron llenando de color y lo que estas plasmaban reflejaban lo que se vivía allí en esos momentos, unos bailaban, otros cantaban y otros pintaban, y así iba transcurriendo la jornada.

 

Después llegaron los artistas y la jornada llegó a su clímax cuando tocó el grupo de chirimía. Los cuerpos de todos se contoneaban y, en pequeños grupos, hacían coreografías improvisadas. Entre toques y baile el medio día se acercó y la jornada finalizó; un delicioso arroz y la gente poco a poco se fue marchando. El experto en muralismo y su equipo dieron los últimos retoques y quedó un gran mural que integraba las ideas de los jóvenes de El Reposo II, que se resguardan en las diferentes manifestaciones artísticas.

 

En el mural se observa un cañón que dispara, personas bailando, músicos tocando, personas rezando, niños estudiando con sus madres ayudándoles y mujeres vendiendo plátano y pescado para llevar sustento a sus hogares. Hay decenas de manos con el puño levantado expresando resistencia, con un brillante sol y un lindo paisaje que acompaña. Esos son los sentimientos expresados por los jóvenes del barrio que con este mural han plasmado sus anhelos de paz y esperanza.

 

Mi respeto y admiración para estos jóvenes del barrio el Reposo II que, a pesar de tener todo en contra, siempre buscan la forma de salir adelante y trabajan fuertemente para contribuir a sus familias y a la sociedad a través de las diferentes manifestaciones culturales. Quedo con gran anhelo de poder seguir observando su crecimiento y participar de estas actividades que realizan, donde lo principal es la unidad, la alegría y el amor.

Jorge Leudo, JMD La Voz

 

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